lunes, 16 de noviembre de 2009

Facebook, a juicio

Hoy le toca el turno a Facebook y, de pasada, a otras redes sociales similares. Al hilo de lo que escribo en el título de esta entrada, adelantaré que el tema de hoy trata sobre un sospechoso de robo, que alega como prueba de su inocencia pruebas de su actividad en Facebook.
No obstante, primero hagamos un repaso a lo que es Facebook. Como todos sabemos, de trata de una red social compuesta por todos nosotros (sí, los que tengamos cuenta, que seremos la gran mayoría), en la que sus usuarios. Pues resulta que no, no es una red social, sino que es un sitio web (creado por Mark Zuckerberg) gratuito de redes sociales. El único requisito para poder ser usuario es tener una cuenta de correo electrónico, y se puede participar en una o más (hasta el infinito) redes sociales según tus preferencias o situación personal, profesional, etc.
Pues bien, otra de las características de Facebook es que cada usuario tiene un muro, en el que otros usuarios pueden hacer comentarios, publicar enlaces, y en el que aparece toda la actividad que dicho usuario lleva a cabo dentro del site comentarios en muros de otras personas, publicación de álbumes de fotos, actualizaciones de estado, etc., al que todos sus amigos ( o bien personas seleccionadas, o bien todo el mundo) tienen acceso. Además, esta actividad aparece datada, con fecha y día.

Y estas actualizaciones de estado, más concretamente la que hizo Rodney Bradford el 17 de octubre, pueden llegar a servir como coartada para demostrar la inocencia de un delito. Este individuo fue detenido acusado de robar en una casa de Nueva York, ciudad donde él residía. No obstante, la actualización, en la que el chico se preguntaba dóne se habrían metido sus panqueques (no preguntéis que quiere decir, porque no lo sé), aparentemente sin importancia, que el día de los hechos había hecho a la misma hora en la que se produjeron los hechos delictivos, sirvió al acusado como prueba para demostrar su inocencia. El fiscal de distrito citó a Facebook para verificar que las palabras habían sido escritas desde una computadora en un departamento de la calle 118 oeste, número 71, en Manhattan, la casa del padre de Bradford. Cuando este hecho se confirmó, se retiraron los cargos. Este hecho constituyó el primer caso en el que una actualización en Facebook sirvió como prueba de coartada.

Llegados a este punto, toca preguntarse hasta dónde llega el alcance de Facebook en nuestras vidas. Ya no se trata solamente de un mero sitio web en el que los usuarios disfrutan de su ocio, sino que se ha convertido en testigo directo y prueba de su (nuestra) existencia en este mundo. Viendo estos hechos, existimos a nivel físico, pero ahora, con este fenómeno en red, también a nivel virtual. Y, lo más importante, ¿somos realmente conscientes de ello?

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